lunes, 3 de febrero de 2025

DonMariano [José Mariano Benítez de Lugo Guillén] - por Marta Nebot

Marta Nebot/PÚBLICO

Nunca me dio por llamar presidente a Mariano Rajoy, por lo que sea. Siempre le llamé DonMariano en aquellos años en los que le perseguí intentando que respondiera a alguna pregunta más o menos puñetera.

Y como las cabezas son así, graban fuerte lo que está unido a emociones extremas y mi etapa de reportera las tuvo porque mi trabajo consistía en cuestionar a los que más mandan contra viento y marea, en mi recuerdo solo había un DonMariano. DonMariano era ese señor que fue presidente del Gobierno de 2011 a 2018 con -digamos- ciertas deficiencias.

Esta semana, en un solo encuentro de media hora, DonMariano se ha convertido para siempre en otra persona y en otro recuerdo.

José Mariano Benítez de Lugo Guillén, de nombre completo, tiene 84 años y es abogado. Su despacho está en un primero en la madrileña y concurrida calle de la Princesa. Es un piso grande y viejo lleno de libros jurídicos, de enciclopedias, de cuadros antiguos y de maquetas de barcos de madera. Solo tiene ventanas buenas en su despacho. En la sala de espera donde estuve un rato el ruido del tráfico es ensordecedor.

DonMariano es noticia estos días porque ha conseguido que el Tribunal Supremo sentencie que cuatro familias recompren sus viviendas a un fondo buitre, por el derecho de retracto, al mismo precio por el que éste las compró en 2013 a la Empresa Municipal de Vivienda y el Suelo del ayuntamiento de Madrid. Entonces esta empresa pública malvendió 1.860 viviendas con inquilinos sociales dentro. Estas cuatro familias eran parte de ellos. Las demandantes pagarán ahora entre 50.000 y 60.000 euros por inmuebles que esta empresa está vendiendo en el mismo edificio y de las mismas dimensiones y condiciones por más de medio millón.

El marcador queda así:

David 4, Goliat 1.856, por el momento.

Me encuentro con él después de una breve llamada telefónica en la que me pregunta si soy freelance y me da todas las facilidades en cuanto se lo confirmo. Lee dos periódicos al día de papel. "Los digitales me llegaron tarde", reconoce. Y no tiene pinta de tener tiempo para ver la tele.

Me recibe con un apretón de manos y me pregunta si me importa que se encienda una pipa para este ratito de descanso. Luego tiene que terminar un recurso. Su tiempo está perfectamente tasado. Le digo que claro y empiezo preguntándole por este precedente tan valioso.

Me dice que sí, que la lógica es que esta sentencia marca un "precedente valiosísimo" que sentará jurisprudencia para el centenar de familias por las que sigue peleando en otros cuatro casos. Aunque la lógica tratándose de tribunales puede ser o no ser como en una versión contemporánea de Hamlet en bucle. DonMariano lo llama "la lotería judicial":

–Y es tremenda. ¿Cómo le explico yo si no a un justiciable que su caso lo ha perdido cuando le he dicho que en estos otros lo he ganado y se trata de la misma operación? Ha tenido mala suerte de que le haya tocado ese juez. Así de sencillo. Así de volátil es la administración de justicia por nuestros jueces.

A pesar del optimismo que genera esta victoria, DonMariano dedica el libro que acaba de publicar, titulado Los desahucios instados por los fondos buitre, a los que quedaron por el camino. A todos los que no fueron capaces de aguantar la presión de lo que él llama "el corredor de la muerte" hasta el lanzamiento de desahucio. Algunos se suicidaron, otros le entregaron las llaves en su despacho por no verle la cara a los que les echaron. En estos días ha recibido y sigue recibiendo muchas llamadas de los que perdieron que vuelven a tener esperanzas tras esta victoria.

DonMariano me cuenta que en muchos de esos casos no hay ninguna opción porque, cuando llegaba la hora de los lanzamientos, negociaron con los fondos buitre para posponer los desahucios a cambio de la renuncia al derecho de retracto. Ahora DonMariano no encuentra calificativo para describir esa cláusula impuesta: "Tendría que poner un calificativo de insulto".

Para los jueces seguro que también tiene calificativos gruesos aunque no los diga.

–Muchas veces me pregunto en mis escritos: ¿Será capaz el juzgado de no ser sensible al drama humano que se plantea en este caso? Lo que me contestan en sus sentencias es que los temas de la función social de la propiedad no son competencia de este juzgado. No quieren ver la realidad. Están encapsulados en sus parámetros formalistas.

Les falta "sensibilidad jurídico-social y conocimiento de la legislación y jurisprudencia europeas", resume. Tienen facultad para determinar si una familia es considerada vulnerable o no y eso es el primer error, según DonMariano. Los parámetros deberían ser indiscutibles y "un mandato".

–Los lanzamientos son la muerte de las personas. [...] Vivimos en un país occidental, en Occidente. Pues, parece una satrapía de la Edad Media. Señores jueces, mediten ustedes la fuerza que tienen.

Y, en ese momento, se acuerda de que acaba de escribir un recurso contra la sentencia de desahucio de una mujer de 80 años y su madre de 100 de un piso en Carabanchel, en Madrid. "Por el amor de Dios", dice, mientras las recuerda.

Las más altas instancias europeas ya han marcado y remarcado que si hay menores y ancianos debe haber una alternativa habitacional antes de cualquier desalojo, pero muchos jueces decretan en sus sentencias que ese es un asunto que compete a la administración y no a ellos.

Lo más sorprendente y duro de la exposición de DonMariano es que lo que hacen estos jueces es "legal" porque no hay leyes valientes que lo impidan.

Sobre el reciente decreto ómnibus tumbado, que incluía una moratoria para los desahucios de personas vulnerables, DonMariano también tiene críticas:

–El legislador progresista es muy timorato. ¿Por qué no separan los desahucios de los inquilinos que pagan sus cuotas de los que no pagan? Y, además, ¿por qué tienen que mezclar el tema de los inquilinos vulnerables con la entrega de un palacete al PNV?

Para DonMariano es que "en este país hay déficit de logros sociales".

Cree que el Gobierno tendría que presentar un decreto solo con este tema "a ver si son capaces los señores del PP de votar en contra de uno que se refiera solo a los desahucios de las familias vulnerables, cuando están diciendo que hay que aumentar las viviendas sociales. A ver si son capaces de votar en contra de ese decreto. Tendrían que mirar para otro lado de una forma tan escandalosa que no cabría".

En ese momento me pide un momento para apuntar una idea que le acaba de asaltar. La anota mientras la dice en voz alta: "Si se consigna la renta, vale, no nuevo contrato, pero tampoco lanzamiento mientras no haya alternativa habitacional. Es muy sencillo. Que a veces se legislan cosas absurdas. Así tampoco habría prejuicio para el propietario". Es decir, que al que esté pagando su renta no se le pueda echar a la calle sin darle alternativa.

Para despedirnos, transcurrida la media hora prometida, le pregunto si no es una especie de Quijote del siglo XXI. Lo piensa un poco, mientras da una chupada a su pipa, y responde: “No, no. Yo lo que soy es prisionero de mis clientes. A mí me vinieron cinco mujeres inquilinas en la primavera de 2014 y me enganché con el tema. Tengo un lema vital que dice que nada injusto me debe ser ajeno. Afortunadamente no tengo que vivir de estos pleitos y entonces puedo ser generoso en el tema de mis honorarios. Cumplo con mi deber. El Quijote no cumplía con su deber, iba más allá y yo no tanto".

Ya me había contado, a lo largo de la charla, salpimentando su discurso, varios casos más de familias vulnerables al borde del desahucio (una mujer enferma de cáncer con tres hijos, una familia que le trajo las llaves el 30 de diciembre pasado porque esa fue la fecha que le dieron para el lanzamiento, una hija que lucha porque no echen a sus padres...) y también que ha perdido gran parte de la vista y del oído en estos diez años de batalla judicial sin descanso... Sin embargo, vuelve a chupar de su pipa y reflexiona:

–Es que la vida es la lucha por el derecho y a mis representados les digo que hay que luchar porque si no estamos perdidos.

Nos despedimos con un abrazo y deseándonos mutuamente suerte.

Bajo la escalera pensando que para mí la suerte sería llegar a su edad con ese brillo en los ojos y en las palabras, con esa satisfacción personal profunda, con su idea cumplida de cómo es vivir en su mejor versión.

Por eso le concedo el nombre y le llevaré conmigo, DonMariano.