"Crear empleo digno es posible". Lo dice Cáritas y lo demuestra en su informe sobre el Empleo, presentado en Madrid. Con 13.681 puestos de trabajo, 70.791 personas acogidas, 2.169 voluntarios y 823 contratados. Por eso, el secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, pide a los políticos que centren sus esfuerzos en la creación de empleo para los más pobres y reprocha a Esperanza Aguirre que quiera criminalizarlos. "No podemos criminalizar la pobreza, aunque sea con la excusa de generar riqueza", dijo el secretario general de la institución.
Es la cara menos conocida de Cáritas. Se sabe más de su lucha contra la exclusión o en pro de la atención primaria, pero el brazo sociocaritativo de la Iglesia también dedica recursos (y muchos: este año 40,5 millones de euros) a proyectos de empleo. Demostrando que "es posible seguir creando empleo digno para las personas en situación de grave dificultad social y en época de crisis".
El perfil de las casi 14.000 personas que consiguieron trabajo con Cáritas es la de "una mujer española, con más de 36 años y estudios primarios", como explicó José Luis Larios. Tanto él como Sebastián Mora reconocían que "se está generando empleo, pero de una forma muy escasa y muy precaria".
Porque "las desigualdades están creciendo", existen 760.000 hogares sin ningún ingreso, e, incluso, muchos de los que obtienen trabajo -entre el 12% y el 14%-, continúan viviendo bajo el umbral de la pobreza. Con trabajo, pero pobres y sin poder cubrir sus necesidades básicas. Y es que, como explica Mora, "la crisis afecta más a los más empobrecidos, que son también a los que menos llega la tan cacareada recuperación". Y añade: "Los pobres no están en la lista de la recuperación, sino en la del olvido".
Para Sebastián Mora, "pese a los datos positivos con respecto al empleo", basta mirar las distintas EPAS para ver que "la creación de empleo sigue siendo muy escasa y precaria". Así, destacó, "nunca han dejado de subir las cifras de hogares con todos sus activos en paro y que no tienen ningún ingreso".
Amar con ternura a los pobres
Por eso, aún queda mucho por hacer. Tal y como destacó José Luis Pérez Larios, coordinador de Empleo y Economía solidaria de Cáritas, "la crisis nos ha dejado más paro y menos poder adquisitivo". En la actualidad, 5,4 millones de personas siguen sin trabajo, y de ellas, 2,4 millones son parados de larga duración, a los que hay que sumar otro millón de hombres y mujeres que llevan al menos un año sin trabajo.
Mora reivindicó una mayor visibilidad de esta realidad. "Hay un creciente interés por invisibilizar la pobreza y las consecuencias dramáticas de nuestro modelo de desarrollo. La pobreza no es un tema estético, sino ético. No se puede tratar de negar la realidad. La realidad de la pobreza se cambia no escondiéndola, sino, como diría el Papa, amándola con ternura".
Y eso es lo que quiere hacer Cáritas y la Iglesia católica española, como quedó patente en el documento 'La Iglesia, servidora de los pobres', presentado el pasado lunes en Madrid. De ahí que Mora se mostrase especialmente satisfecho con los obispos y reconociese una profunda sintonía y simetría con la jerarquía. "Se demuestra que Cáritas es Iglesia y que ésta quiere estar más al servicio de los pobres".
Mora valoró, de una manera especial, "el análisis especialmente profético de los obispos sobre el drama de la inmigración y el mal moral de la corrupción, junto a la llamada de recuperar la dimensión ética de la economía y de una ética amiga de la persona".
Antes de comenzar la rueda de prensa, el secretario general de Cáritas quiso tener un recuerdo "a todas las víctimas del terremoto de Nepal". "Los datos son aterradores: no sabemos el número de personas que han podido fallecer y el número de afectados. Nos aterra lo conocido, pero también lo que está por conocer, según nos dice Cáritas Nepal".
Tras recordar que "desde el primer día del terremoto estamos trabajando allí", Sebastián Mora también quiso mencionar a "todos nuestros hermanos que están quedando sepultados en el Mediterráneo" y deploró "el ejercicio de amnesia ética que llevamos a cabo en nuestra sociedad".
"No podemos caer en el olvido, tenemos que seguir poniéndolo encima de la mesa. Dos semanas no pueden ser demasiada para olvidar a un millar de personas que han muerto en el Mediterráneo", recalcó. Tampoco con las bombas que siguen cayendo en Siria, especialmente en Alepo. "No caigamos en este ejercicio de amnesia ética al que somos muy propensos en nuestra sociedad", concluyó con fuerza.