Jonathan Pérez
26 años,
trabaja de barrendero
todos los sábados y todos los domingos del año como barrendero.
Siete horas al día, catorce horas a la semana y 56 horas al mes.
Cobra 630 euros.
Irene Amoedo,
26 años,
trabaja 30 horas a la semana en un gimnasio aunque en su contrato solo figuran once. El resto del sueldo lo percibe en negro.
Manuel Vega,
ingeniero industrial de 27 años.
ya no estoy registrado como parado, pero en este tiempo sólo he trabajo dos semanas con dos contratos diferentes de una semana de duración”, asegura Manuel, que asegura tener una jornada laboral bien definida: “Trabajo cuando me llaman. Para lo que sea”, explica.
Ahora Manuel está esperando a que se produzca esa llamada de teléfono. Bien de la empresa de mantenimiento de agua donde ha tenido la oportunidad de firmar los tres últimos contratos temporales de una semana de duración o bien de la empresa de montaje de escenarios que en el pasado lo había estado empleando ocasionalmente a 6,50 euros la hora. “La última vez que trabajé fue hace un mes y fue un contrato de una semana”, explica este joven ingeniero, que cuando le van bien las cosas lo máximo que consigue ingresar son alrededor de 250 euros en una semana y, después, a volver a esperar una llamada y ver cómo los escasos ingresos se diluyen.