Maldita hemeroteca: ¿qué pasó con aquellas predicciones de la NASA según las cuales el Polo Norte ya no existiría este verano?.
Si un profeta predice el fin del mundo para el verano del 2013, cuando el mundo sobrevive a la fecha lo normal es que algún periodista burlón le restriegue la predicción por la cara al profeta. No es crueldad gratuita, sino defender la racionalidad cósmica. Máxime cuando los profetas suelen mostrar malas pulgas si alguien duda de sus predicciones y, por consiguiente, de sus capacidades proféticas.
Pues bien, imbuidos de esa misma racionalidad tampoco se puede reprochar a periodistas y articulistas burlones que restrieguen por la cara a determinados profetas sus predicciones fallidas, máxime cuando estas venían arropadas por la apariencia de la verdad y la respetabilidad científica. Por esto mismo, supuestamente, dudar de ellas era aún más tabú y anatema que dudar de los profetas.
El caso es que, como relatábamos al principio, en 2007 se publicaba de forma generalizada en los medios la noticia de que un grupo de científicos de la NASA, el Instituto de Oceanología y la Academia de Ciencias de Polonia, predecían que el Polo Norte se derretiría completamente tan pronto como en el verano de 2013.
Obviamente ya podemos constatar que la predicción era falsa.
Por consiguiente, las bases y presupuestos en los que se basaba esa predicción también lo eran.
No sólo el Polo Norte no se derritió en 2013 sino que en 2014 hay bastante más hielo que en los años anteriores. Algo que por otro lado coincide con el no-verano que este año estamos paladeando.
Las profecías caen, pero las preguntas se reafirman. ¿Se trata de un calentamiento apocalíptico o de vendernos energías caras y cuotas de emisión de CO2? ¿Existe ya una auténtica industria del calentamiento? ¿Por qué si queremos una subvención para un estudio sobre sobre el apareamiento del pez martillo sólo la podemos obtener añadiendo la coletilla “en relación con el calentamiento global”? En realidad, en NC nunca hemos pretendido tanto negar el calentamiento global como reivindicar el derecho a cuestionarlo. Y en eso seguimos.
Lo que sucede es que, como decíamos, sin necesidad de irnos al Polo en Navarra seguimos buscando un año más un nombre que sustituya a “verano”, para designar ese período de tiempo comprendido entre junio y septiembre, habitualmente desapacible y mordoriano en los últimos años.
http://www.navarraconfidencial.com/2014/08/19/lo-sabe-hasta-la-nasa-el-calentamiento-es-una-guasa/