MADRES CONTRA EL PARO
miércoles, 19 de febrero de 2025
domingo, 9 de febrero de 2025
La mujer que escribió un diccionario
Si usted no tiene contacto frecuente con los diccionarios y otros libros de referencia, es probable que el nombre de María Moliner Ruiz no le diga nada.
En esta semblanza, el notable escritor y periodista colombiano García Márquez nos lleva de la mano a conocer la importancia y la magnitud de la obra de esta española, así como las repercusiones que ha tenido en el mundo de habla hispana.
Hace tres semanas, de paso por Madrid, quise visitar a María Moliner. Encontrarla no fue tan fácil como yo suponía: algunas personas que debían saberlo ignoraban quién era, y no faltó quien la confundiera con una célebre estrella de cine.
Por fin logré un contacto con su hijo menor, que es ingeniero industrial en Barcelona, y él me hizo saber que no era posible visitar a su madre por sus quebrantos de salud.1
Pensé que era una crisis momentánea y que tal vez pudiera verla en un viaje futuro a Madrid. Pero la semana pasada, cuando ya me encontraba en Bogotá, me llamaron por teléfono para darme la mala noticia de que María Moliner había muerto.
Yo me sentí como si hubiera perdido a alguien que sin saberlo había trabajado para mí durante muchos años.
María Moliner —para decirlo del modo más corto— hizo una proeza con muy pocos precedentes: escribió sola, en su casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua española.
Se llama Diccionario de uso del español, tiene dos tomos de casi tres mil páginas en total, que pesan tres kilos, y viene a ser, en consecuencia, más de dos veces más largo que el de la Real Academia Española, y —a mi juicio— más de dos veces mejor.
María Moliner lo escribió en las horas que le dejaba libre su empleo de bibliotecaria, y el que ella consideraba su verdadero oficio: remendar calcetines. Uno de sus hijos, a quien le preguntaron hace poco cuántos hermanos tenía, contestó: «dos varones, una hembra y el diccionario».
Hay que saber cómo fue escrita la obra para entender cuánta verdad implica esta respuesta.
Una proeza sin precedentes
María Moliner nació en Paniza, un pueblo de Aragón, en 1900. O, como ella decía con mucha propiedad: «en el año 0». De modo que al morir había cumplido los 80 años. Estudió filosofía y letras en Zaragoza y obtuvo, mediante concurso, su ingreso al Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios de España.
Se casó con don Fernando Ramón y Ferrando, un prestigioso profesor universitario que enseñaba en Salamanca una ciencia rara: base física de la mente humana. María Moliner crió a sus hijos como toda una madre española, con mano firme y dándoles de comer demasiado, aun en los duros años de la Guerra Civil en que no había mucho que comer. El mayor se hizo médico investigador, el segundo se hizo arquitecto y la hija se hizo maestra. Sólo cuando el menor empezó la carrera de ingeniero industrial, María Moliner sintió que le sobraba demasiado tiempo después de sus cinco horas de bibliotecaria, y decidió ocuparlo escribiendo un diccionario.
La idea le vino del Learner’s Dictionary con el cual aprendió el inglés.
Es un diccionario de uso; es decir, que no sólo dice lo que significan las palabras sino que indica también cómo se usan, y se incluyen otras con las que pueden remplazarse. «Es un diccionario para escritores», dijo María Moliner una vez, hablando del suyo, y lo dijo con mucha razón.
En el Diccionario de la lengua española, en cambio, las palabras son admitidas cuando ya están a punto de morir, gastadas por el uso, y sus definiciones rígidas parecen colgadas de un clavo.
El idioma vivo
Fue contra ese criterio de embalsamadores que María Moliner se sentó a escribir su diccionario en 1951. Calculó que lo terminaría en dos años, y cuando llevaba diez todavía andaba por la mitad. «Siempre le faltaban dos años para terminar», me dijo su hijo menor.
Al principio le dedicaba dos o tres horas diarias, pero a medida que los hijos se casaban y se iban de la casa le quedaba más tiempo disponible, hasta que llegó a trabajar diez horas al día, además de las cinco de la biblioteca.
En 1967 —presionada sobre todo por la editorial Gredos, que la esperaba desde hacía cinco años— dio el diccionario por terminado. Pero siguió haciendo fichas, y en el momento de morir tenía varios metros de palabras nuevas que esperaba ver incluidas en las futuras ediciones.
En realidad, lo que esa mujer de fábula había emprendido era una carrera de velocidad y resistencia contra la vida. Su hijo Pedro me ha contado cómo trabajaba. Dice que un día se levantó a las cinco de la mañana, dividió una cuartilla en cuatro partes iguales y se puso a escribir fichas de palabras sin más preparativos.
Sus únicas herramientas de trabajo eran dos atriles y una máquina de escribir portátil que sobrevivió a la escritura del diccionario. Primero trabajó en la mesita del centro de la sala. Después, cuando se sintió naufragar entre libros y notas, se sirvió de un tablero apoyado sobre el respaldar de dos sillas.
Su marido fingía una impavidez de sabio, pero a veces medía a escondidas las gavillas de fichas con una cinta métrica y les mandaba noticias a sus hijos. En una ocasión les contó que el diccionario iba ya por la última letra, pero tres meses después les contó, con las ilusiones perdidas, que había vuelto a la primera.
Era natural, porque María Moliner tenía un método infinito: pretendía agarrar al vuelo todas las palabras de la vida. «Sobre todo, las que encuentro en los periódicos —dijo en una entrevista— porque allí viene el idioma vivo, el que se está usando, las palabras que tienen que inventarse al momento por necesidad».
Sólo hizo una excepción: las mal llamadas malas palabras, que son muchas y tal vez las más usadas en la España de todos los tiempos. Es el defecto mayor de su diccionario, y María Moliner vivió bastante para comprenderlo, pero no lo suficiente para corregirlo.
Sólo coser calcetines
Pasó sus últimos años en un departamento del norte de Madrid, con una terraza grande, donde tenía muchos tiestos de flores, que regaba con tanto amor como si fueran palabras cautivas.
Le complacían las noticias de que su diccionario había vendido más de diez mil copias, en dos ediciones, que cumplía el propósito que ella se había impuesto y que algunos académicos de la lengua lo consultaban en público sin ruborizarse.
A veces le llegaba un periodista desperdigado. A uno que le preguntó por qué no contestaba las numerosas cartas que recibía, le contestó con más frescura que la de sus flores: «porque soy muy perezosa».
En 1972 fue la primera mujer cuya candidatura se presentó en la Real Academia Española, pero los muy señores académicos no se atrevieron a romper su venerable tradición machista. Sólo se atrevieron hace dos años, y aceptaron entonces la primera mujer, pero no fue María Moliner.
Ella se alegró cuando lo supo, porque le aterrorizaba la idea de pronunciar el discurso de admisión. «¿Qué podía decir yo? —dijo entonces—, si en toda mi vida no he hecho más que coser calcetines».
1 Este texto fue publicado en El País, el 10 de febrero de 1981, a dos semanas de la muerte de María Moliner. [Todas las notas son de la edición.]
sábado, 8 de febrero de 2025
lunes, 3 de febrero de 2025
DonMariano [José Mariano Benítez de Lugo Guillén] - por Marta Nebot
Nunca me dio por llamar presidente a Mariano Rajoy, por lo que sea. Siempre le llamé DonMariano en aquellos años en los que le perseguí intentando que respondiera a alguna pregunta más o menos puñetera.
Y como las cabezas son así, graban fuerte lo que está unido a emociones extremas y mi etapa de reportera las tuvo porque mi trabajo consistía en cuestionar a los que más mandan contra viento y marea, en mi recuerdo solo había un DonMariano. DonMariano era ese señor que fue presidente del Gobierno de 2011 a 2018 con -digamos- ciertas deficiencias.
Esta semana, en un solo encuentro de media hora, DonMariano se ha convertido para siempre en otra persona y en otro recuerdo.
José Mariano Benítez de Lugo Guillén, de nombre completo, tiene 84 años y es abogado. Su despacho está en un primero en la madrileña y concurrida calle de la Princesa. Es un piso grande y viejo lleno de libros jurídicos, de enciclopedias, de cuadros antiguos y de maquetas de barcos de madera. Solo tiene ventanas buenas en su despacho. En la sala de espera donde estuve un rato el ruido del tráfico es ensordecedor.
DonMariano es noticia estos días porque ha conseguido que el Tribunal Supremo sentencie que cuatro familias recompren sus viviendas a un fondo buitre, por el derecho de retracto, al mismo precio por el que éste las compró en 2013 a la Empresa Municipal de Vivienda y el Suelo del ayuntamiento de Madrid. Entonces esta empresa pública malvendió 1.860 viviendas con inquilinos sociales dentro. Estas cuatro familias eran parte de ellos. Las demandantes pagarán ahora entre 50.000 y 60.000 euros por inmuebles que esta empresa está vendiendo en el mismo edificio y de las mismas dimensiones y condiciones por más de medio millón.
El marcador queda así:
David 4, Goliat 1.856, por el momento.
Me encuentro con él después de una breve llamada telefónica en la que me pregunta si soy freelance y me da todas las facilidades en cuanto se lo confirmo. Lee dos periódicos al día de papel. "Los digitales me llegaron tarde", reconoce. Y no tiene pinta de tener tiempo para ver la tele.
Me recibe con un apretón de manos y me pregunta si me importa que se encienda una pipa para este ratito de descanso. Luego tiene que terminar un recurso. Su tiempo está perfectamente tasado. Le digo que claro y empiezo preguntándole por este precedente tan valioso.
Me dice que sí, que la lógica es que esta sentencia marca un "precedente valiosísimo" que sentará jurisprudencia para el centenar de familias por las que sigue peleando en otros cuatro casos. Aunque la lógica tratándose de tribunales puede ser o no ser como en una versión contemporánea de Hamlet en bucle. DonMariano lo llama "la lotería judicial":
–Y es tremenda. ¿Cómo le explico yo si no a un justiciable que su caso lo ha perdido cuando le he dicho que en estos otros lo he ganado y se trata de la misma operación? Ha tenido mala suerte de que le haya tocado ese juez. Así de sencillo. Así de volátil es la administración de justicia por nuestros jueces.
A pesar del optimismo que genera esta victoria, DonMariano dedica el libro que acaba de publicar, titulado Los desahucios instados por los fondos buitre, a los que quedaron por el camino. A todos los que no fueron capaces de aguantar la presión de lo que él llama "el corredor de la muerte" hasta el lanzamiento de desahucio. Algunos se suicidaron, otros le entregaron las llaves en su despacho por no verle la cara a los que les echaron. En estos días ha recibido y sigue recibiendo muchas llamadas de los que perdieron que vuelven a tener esperanzas tras esta victoria.
DonMariano me cuenta que en muchos de esos casos no hay ninguna opción porque, cuando llegaba la hora de los lanzamientos, negociaron con los fondos buitre para posponer los desahucios a cambio de la renuncia al derecho de retracto. Ahora DonMariano no encuentra calificativo para describir esa cláusula impuesta: "Tendría que poner un calificativo de insulto".
Para los jueces seguro que también tiene calificativos gruesos aunque no los diga.
–Muchas veces me pregunto en mis escritos: ¿Será capaz el juzgado de no ser sensible al drama humano que se plantea en este caso? Lo que me contestan en sus sentencias es que los temas de la función social de la propiedad no son competencia de este juzgado. No quieren ver la realidad. Están encapsulados en sus parámetros formalistas.
Les falta "sensibilidad jurídico-social y conocimiento de la legislación y jurisprudencia europeas", resume. Tienen facultad para determinar si una familia es considerada vulnerable o no y eso es el primer error, según DonMariano. Los parámetros deberían ser indiscutibles y "un mandato".
–Los lanzamientos son la muerte de las personas. [...] Vivimos en un país occidental, en Occidente. Pues, parece una satrapía de la Edad Media. Señores jueces, mediten ustedes la fuerza que tienen.
Y, en ese momento, se acuerda de que acaba de escribir un recurso contra la sentencia de desahucio de una mujer de 80 años y su madre de 100 de un piso en Carabanchel, en Madrid. "Por el amor de Dios", dice, mientras las recuerda.
Las más altas instancias europeas ya han marcado y remarcado que si hay menores y ancianos debe haber una alternativa habitacional antes de cualquier desalojo, pero muchos jueces decretan en sus sentencias que ese es un asunto que compete a la administración y no a ellos.
Lo más sorprendente y duro de la exposición de DonMariano es que lo que hacen estos jueces es "legal" porque no hay leyes valientes que lo impidan.
Sobre el reciente decreto ómnibus tumbado, que incluía una moratoria para los desahucios de personas vulnerables, DonMariano también tiene críticas:
–El legislador progresista es muy timorato. ¿Por qué no separan los desahucios de los inquilinos que pagan sus cuotas de los que no pagan? Y, además, ¿por qué tienen que mezclar el tema de los inquilinos vulnerables con la entrega de un palacete al PNV?
Para DonMariano es que "en este país hay déficit de logros sociales".
Cree que el Gobierno tendría que presentar un decreto solo con este tema "a ver si son capaces los señores del PP de votar en contra de uno que se refiera solo a los desahucios de las familias vulnerables, cuando están diciendo que hay que aumentar las viviendas sociales. A ver si son capaces de votar en contra de ese decreto. Tendrían que mirar para otro lado de una forma tan escandalosa que no cabría".
En ese momento me pide un momento para apuntar una idea que le acaba de asaltar. La anota mientras la dice en voz alta: "Si se consigna la renta, vale, no nuevo contrato, pero tampoco lanzamiento mientras no haya alternativa habitacional. Es muy sencillo. Que a veces se legislan cosas absurdas. Así tampoco habría prejuicio para el propietario". Es decir, que al que esté pagando su renta no se le pueda echar a la calle sin darle alternativa.
Para despedirnos, transcurrida la media hora prometida, le pregunto si no es una especie de Quijote del siglo XXI. Lo piensa un poco, mientras da una chupada a su pipa, y responde: “No, no. Yo lo que soy es prisionero de mis clientes. A mí me vinieron cinco mujeres inquilinas en la primavera de 2014 y me enganché con el tema. Tengo un lema vital que dice que nada injusto me debe ser ajeno. Afortunadamente no tengo que vivir de estos pleitos y entonces puedo ser generoso en el tema de mis honorarios. Cumplo con mi deber. El Quijote no cumplía con su deber, iba más allá y yo no tanto".
Ya me había contado, a lo largo de la charla, salpimentando su discurso, varios casos más de familias vulnerables al borde del desahucio (una mujer enferma de cáncer con tres hijos, una familia que le trajo las llaves el 30 de diciembre pasado porque esa fue la fecha que le dieron para el lanzamiento, una hija que lucha porque no echen a sus padres...) y también que ha perdido gran parte de la vista y del oído en estos diez años de batalla judicial sin descanso... Sin embargo, vuelve a chupar de su pipa y reflexiona:
–Es que la vida es la lucha por el derecho y a mis representados les digo que hay que luchar porque si no estamos perdidos.
Nos despedimos con un abrazo y deseándonos mutuamente suerte.
Bajo la escalera pensando que para mí la suerte sería llegar a su edad con ese brillo en los ojos y en las palabras, con esa satisfacción personal profunda, con su idea cumplida de cómo es vivir en su mejor versión.
Por eso le concedo el nombre y le llevaré conmigo, DonMariano.
domingo, 19 de enero de 2025
Contra el feminismo blanco- Rafia Zakaria

¿Cómo define feminismo blanco y por qué acabar con él?
Uno de los conceptos centrales del libro es la idea de blanquitud, no en el sentido del color de la piel, sino como un sistema de dominación. La blanquitud es el sistema de colonialismo y subyugación, el deseo de mantener ese sistema y su centralidad en nuestro mundo, de modo que, de forma directa o indirecta, se mantiene el statu quo. Implica poner a la gente blanca esencialmente en el centro y priorizar sus preocupaciones y agendas. La razón por la que escribí este libro es que sentía que había un montón de interacciones que estaban teniendo lugar atravesadas por la raza y que, sin embargo, funcionaban bajo la idea de que en general, tienen lugar en igualdad de condiciones, con la misma cantidad de poder. Y eso era completamente erróneo. Hoy en día es muy raro que alguien vaya a ser abiertamente racista, la mayor parte del racismo sucede debajo de la superficie. Así que este concepto busca crear un vocabulario que permita que eso salga a la luz para que la gente entienda que todas nuestras interacciones están cargadas de diferencias de poder y, si no las reconocemos, entonces estamos participando de ello.
¿Cómo diría que funciona el feminismo blanco, de qué maneras concretas se reproduce la blanquitud, también en el feminismo?
Uno de los principales problemas es que las mujeres blancas asumen que la cultura blanca, es decir, la cultura europea occidental y norteamericana, es más adecuada para la igualdad de género y para la libertad de las mujeres que otras culturas. Voy a dar un ejemplo que me acaba de pasar. Hace un par de días hablaba con un grupo de mujeres, la mayoría blancas, y me preguntaban dónde había estado en los últimos tiempos. Conté que acababa de volver de Qatar e inmediatamente una de ellas dijo 'oh la situación de las mujeres allí debe ser muy mala, debe haber sido difícil para ti estar allí'. Cuando la gente se entera de que soy musulmana sé que van a empezar con el '¿qué opinas del velo? '. No puedo decirte el número de veces que como mujer marrón y musulmana sufro esta suposición de que vengo de una cultura que es extremadamente represiva en la que las mujeres no tienen idea de cómo luchar por su libertad, así que tenemos que hacerlo por ellas y decirles qué hacer.
No puedo decirte el número de veces que como mujer marrón y musulmana sufro esta suposición de que vengo de una cultura que es extremadamente represiva
MÁS INFO: LA CASA DE MI TÍA
miércoles, 1 de enero de 2025
Canadá, lo que ocurre realmente con la ley de Eutanasia

Mónica Lalanda escribe en X "Lo que está ocurriendo en Canadá con la ley de eutanasia es alarmante pero desafortunadamente no sorprendente. Ninguna ley de este tipo ha conseguido evitar ser una pendiente resbaladiza. Ninguna."
Una familia de Columbia Británica denuncia muerte por negligencia después de que un hombre fuera sacrificado mientras disfrutaba de un pase diario en un pabellón psiquiátrico
Según su familia, el hombre sufría de dolor de espalda crónico que se podía tratar. Y la ley de muerte asistida actualmente excluye a las personas cuya única afección médica subyacente es una enfermedad mental.
(Publicado el 19 de diciembre de 2024)![]() |
La Dra. Ellen Wiebe en su consultorio de Vancouver. Foto de Ethan Cairns para National Post/Archivo |
La ley de muerte asistida de Canadá es inconstitucional y expone a las personas con enfermedades físicas y mentales coexistentes a “mayores riesgos de muerte prematura” facilitados por el estado, según una demanda por muerte por negligencia presentada por la familia de un hombre de 52 años que fue sacrificado en una clínica de Vancouver mientras disfrutaba de un pase de un día de una sala psiquiátrica de un hospital.
Se trata del caso más reciente en el que una familia impugna la legalidad de una cláusula de muerte asistida en Canadá. Entre los mencionados se encuentra la
Identificado únicamente como JMM, el hombre de Columbia Británica tenía una larga historia de enfermedad mental y fue diagnosticado formalmente con trastorno bipolar alrededor de 2013, según una declaración de demanda presentada en la Corte Suprema de Columbia Británica por el ex cónyuge del hombre, su padre y sus tres hijos.
Según la familia, también sufría de dolor de espalda crónico “remediable”, es decir, tratable. Su dolor de espalda “no era ni grave ni irremediable y, por lo tanto, no cumplía los criterios legales de elegibilidad para la ADM”, según su demanda.
La actual ley de muerte asistida también excluye temporalmente del acceso a la MAID a las personas cuya única condición médica subyacente sea una enfermedad mental hasta al menos 2027.
Pero la ley no excluye a las personas con enfermedades mentales y físicas concurrentes del acceso a la muerte asistida.
La familia sostiene que JMM carecía de la capacidad para tomar decisiones sobre su salud o dar su consentimiento a la ablación voluntaria debido a su enfermedad mental, lo que lo haría inelegible para la ablación voluntaria. Su solicitud de ablación voluntaria también estuvo influida “por presiones externas, incluidas preocupaciones sobre sus finanzas personales”, alegan.
“A pesar de ello, los acusados aprobaron indebidamente el acceso de JMM a la asistencia médica obligatoria”, denuncia la familia. “Al facilitar el acceso de JMM a la asistencia médica obligatoria, los acusados actuaron de forma negligente o imprudente, lo que provocó la muerte de JMM”.
“Después de haber sido supuestamente aprobado para la MAID, JMM indicó que no deseaba continuar con el procedimiento y que deseaba buscar otros medios para aliviar el sufrimiento que tenía, incluida la rehabilitación”, según la demanda, que no ha sido probada en el tribunal.
La familia dijo que no recibieron respuesta cuando plantearon preocupaciones sobre la legitimidad de la aprobación de la MAID.
A fines de 2022, la familia obtuvo una orden judicial para internar a JMM en el pabellón psiquiátrico del Hospital St. Paul, donde sus médicos tratantes “opinaron que JMM no debería recibir MAID debido a su enfermedad mental, que afectaba su capacidad para dar su consentimiento”, según la demanda.
“Sin embargo, los acusados permitieron negligente o imprudentemente” que JMM abandonara el hospital con un permiso de un día, según la familia. El hombre acudió a la clínica de Wiebe esa tarde y murió “por la administración indebida de MAID”, según la demanda. La familia dijo que sólo se enteraron de su muerte después.
La muerte del hombre fue resultado de la “acción ilícita de los médicos y las instituciones que facilitaron la MAID”, según el expediente, “así como de la regulación inconstitucional de la MAID por parte de los gobiernos federal y provincial”. También sostienen que el marco federal de la MAID y las políticas provinciales correspondientes violan los derechos de la Carta a la vida, la libertad y la seguridad de la persona.
Además de Wiebe, la demanda incluye al Fiscal General de Canadá, el Ministro de Salud de Columbia Británica, el Centro de Salud Reproductiva Willow de Wiebe (además de MAID, Wiebe brinda atención de salud reproductiva y abortos médicos), la Autoridad Provincial de Servicios de Salud, la Autoridad de Salud Costera de Vancouver y la Sociedad de Atención Médica de Providence.
Las tres autoridades sanitarias dijeron que están al tanto de la demanda civil, pero no pueden comentar sobre ningún caso de pacientes debido a la privacidad y confidencialidad.
El Ministerio de Salud de Columbia Británica dijo en un comunicado que “no puede comentar ningún caso específico debido a la privacidad y confidencialidad del paciente”.
Wiebe no respondió a una solicitud de comentarios antes de la fecha límite, pero dijo a otros medios que no quería hacer comentarios.
Se trata del segundo caso en los últimos meses que involucra a Wiebe. En octubre, un juez de Columbia Británica concedió una orden judicial urgente para detener la muerte de una mujer por ablación involuntaria el día antes de la fecha prevista. La orden judicial concedida a la pareja de hecho de la mujer impedía que Wiebe o cualquier otro profesional médico ayudaran a poner fin a la vida de la mujer de 53 años de Alberta en un plazo de 30 días.
Según informó The Canadian Press , la mujer, a la que se le había diagnosticado trastorno bipolar, estaba convencida de que tenía acatisia, una incapacidad para permanecer sentada que puede ser un efecto secundario de diferentes medicamentos, especialmente los antipsicóticos. Dos especialistas de Alberta con experiencia en la afección consideraron que la acatisia era tratable y podría desaparecer con tratamiento en un plazo de dos a seis meses.
El último caso “confirmaría, si las acusaciones resultan ser correctas, que ya existen serias preocupaciones de que los no especialistas se sientan cómodos al poner fin a la vida de personas con enfermedades mentales que necesitan atención y protección, en lugar de la muerte como terapia”, dijo Trudo Lemmens, profesor de derecho y política de salud en la Universidad de Toronto.
Particularmente preocupante, dijo, “es cómo un médico terminó con la vida de un paciente que estaba hospitalizado bajo disposiciones de la ley de salud mental que tienen como objetivo proteger a los pacientes y evitar su deterioro.
“O bien el proveedor de MAID lo sabía, como parece alegar la familia, o bien no identificó problemas de salud mental subyacentes y parece no haber ejercido la debida diligencia”.