jueves, 20 de marzo de 2025

Abolir la prostitución - CORINA FUKS


 


Damos la bienvenida en solidaridad a Corina Fuks, que además de ser profesora y licenciada, hoy hablamos con ella, porque pertenece a la Federación Estatal de Mujeres Abolicionistas, está en la Junta Directiva, también es fundadora de Liberata, y creemos que puede aportar mucha información de muchos temas de la realidad actual y ante el reciente 8M, pero especialmente del abolicionismo. Muy buenas.

C: Muy buenas, Eugenio, gracias por la entrevista.

E: ¿Qué es el abolicionismo?

C: El abolicionismo es parte del feminismo, es intrínseco al feminismo, trabajamos por la abolición de la prostitución, los vientres de alquiler y el género. Por resumirlo.

E: Parece difícil que a estas alturas de la historia eso esté todavía así, ¿no? No parece muy lógico.

C: La verdad es que hay mucho dinero detrás, y como todo aquello en lo que hay mucho dinero detrás, parece difícil de creerlo, y también es difícil llegar a que haya leyes abolicionistas y una mentalidad detrás, tiene que ver también con la educación.

Cuando se quiere luchar contra algo que deja mucho dinero de por medio, nunca es fácil porque además el sistema y quienes se benefician del sistema lo tienen claro y entonces empiezan a reformular aquello que la sociedad empieza a ver que es una barbaridad, como puede ser el tema de la prostitución o el acceso al cuerpo de niñas y mujeres y cada vez más niños. Entonces, empieza a rearmarse, a reformular el tema y a planteártelo de una forma muy engañosa para que se vea que detrás está la libertad de la persona para ser esclavizada si así lo considera. No es una táctica nueva, ni que se usa solo en el tema del abolicionismo. Aparece una nueva figura que es el regulacionismo, bueno, no tan nueva, pero que te lo vende de otra forma. Por eso cada vez se plantean más en la sociedad falsos debates, nuevos debates para algo que ya las feministas lo tenían claro desde el principio del feminismo, que la prostitución es una forma de esclavitud de la mujer, sobre todo de las mujeres más pobres. Ahora aparecen otras posturas que se meten dentro del feminismo para que eso no se pueda lograr.

E: Hablemos un poco de este fenómeno en general que algunos decimos, en el lenguaje un poco nuestro de la iglesia, que es un “signo de los tiempos” que al menos parece un lugar común, que creo que lo acepta la mayor parte de la sociedad y en las escuelas y en los libros de historia, el fenómeno contemporáneo del feminismo que tiene raíces, etc., es un acontecimiento de gran nivel. Es muy importante, es un avance, diríamos, de la humanidad como puede haber habido otros, ¿no? Pero enseguida nos dicen, cuando afirmamos esto, enseguida nos salen con que el feminismo está dividido. Ahí han encontrado un flanco de ataque los enemigos del feminismo muy fuerte. ¿Está dividido el feminismo?

C: Claro, esto interesa. Decir que el feminismo está dividido interesa, ¿no? ¿Por qué interesa decir esto? Primero, hay discursos que son muy fáciles de tragar, por decirlo de alguna forma. Entonces son muy fáciles de explicar y sabemos que, en general, en la política, pasa con todos los populismos. Lo primero es entender, a ver si lo puedo explicar, lo primero es entender que no somos un colectivo discriminado, somos mitad de la población. Somos un grupo social, las mujeres, el más numeroso que existe. Lo primero es entender eso para cualquier avance civilizatorio, como dice Rosa Cobo, que es una especialista en este tema, de las más relevantes que tenemos en España. El feminismo es un grupo social, el más numeroso que existe.

Y siempre hubo dentro del feminismo, ramas, no divisiones, sino ramas. El feminismo de la igualdad, de la diferencia, que eran diferentes formas filosóficas de entenderlo. Después estaba el feminismo de corte marxista, el ecofeminismo, pero la agenda era la misma, la forma de entender el feminismo era la misma. Después cada grupo, cada asociación tiene sus batallas: contra los vientres de alquiler, contra el problema de las mujeres sin hogar, contra la violencia obstétrica, etcétera, etcétera.

¿Qué pasa con la última ola del feminismo, que es la que estamos viviendo ahora, que es la cuarta ola del feminismo? Coincide con que se venía perdiendo ya el sujeto político de la izquierda, porque están muy relacionadas. El sujeto político de la izquierda es el movimiento obrero, ¿no? ¿Pero qué pasa? Se diluye en luchas identitarias… porque conviene. ¿Por qué conviene? Hay luchas que son la lucha antirracista, contra la discriminación contra las personas musulmanas, contra los indígenas, etcétera.

Es decir, hay luchas que pueden ser muy justas, pero que no son el centro político de la lucha de la izquierda, que son los obreros, las obreras, las condiciones del trabajo. ¿Qué pasa? Esto también afecta al feminismo, que se considera como un colectivo más, y no como un movimiento transversal, y que tiene que estar transversal a cualquier avance social. Entonces, también tenemos que luchar las feministas, porque es verdad que en los avances que ha habido a nivel social, no se ha tenido en cuenta a las mujeres, mismo dentro de las luchas obreras, o de la lucha comunista, o de la que fuera.

Entonces, ¿qué pasa? Hay una desviación, y se reemplaza al sujeto político del feminismo, que son las mujeres, y buscar el fin de la discriminación, de las violencias que sufrimos, a luchas identitarias. Las personas tendrán sus razones para luchar, pero te dicen que esas luchas identitarias son diferentes feminismos. ¿Qué pasa con lo que se llama el feminismo clásico? O sea, a lo que yo pertenecería, el feminismo clásico es el que es el feminismo, es el que tiene y mantiene una coherencia entre lo que es la realidad material y los conceptos que definen el feminismo y su agenda política. Porque de lo contrario, es imposible mantener un diálogo. Un movimiento no es lo que tú te sientes hoy, digamos, te autopercibes feminista, te autopercibes de izquierda, te autopercibes mujer, hombre, lo que quieras. Tú no puedes ser de izquierda y estar a favor de los intereses del capitalismo, o no puedes ser feminista y estar a favor de que a las mujeres las exploten en la prostitución, en la pornografía. Entonces, ¿qué pasa con las mujeres que pertenecemos a ese feminismo clásico? O dentro del feminismo clásico, al feminismo radical, no porque salgamos a quemar contenedores, sino porque vamos a las raíces de los problemas. Entonces, estas mujeres, no podemos marchar junto con personas que defienden los intereses de los proxenetas. Y además, porque en la última manifestación, por lo menos en Madrid, en la que marchamos juntas, nos agredieron físicamente. Entonces, a partir de esto, se van formando diferentes manifestaciones. De las personas que se creen o sienten feministas, no digo que todas tengan unos intereses detrás, a veces hay formas de entender la realidad que no coinciden, pero no podemos marchar juntas porque tenemos intereses diferentes.

E: Esa es la razón. Bueno, en Las Palmas no hubo dos marchas, pero en muchas ciudades de España hubo dos.

C: Yo creo que en Gran Canaria hubo una marcha feminista, lo juraría.

E: ¿Dos?

C: Una marcha abolicionista, lo juraría.

C: Otra cosa es que no las hayan dado [publicidad]

E: O sea, ¿crees que dos marchas en Las Palmas?

C: No sé si eran Las Palmas. No sé si eran Las Palmas.

E: Pero bueno, vamos a hablar en general por nuestros oyentes... ¿Por qué hay dos? Se llega a que en muchas ciudades, yo creo que en Las Palmas no, pero puede que sí, en muchas ciudades, se llega a hacer dos marchas. Esto es un poco un drama, ¿no? ¿Cómo lo ves?

C: Es un drama que haya tanta gente engañada, pero no pasa solo con el feminismo. Hay gente que se llama izquierda a un popurrí de cosas que no son izquierda. Recién más o menos lo expliqué. Hay dos marchas porque hay una marcha que es la oficialista, la que cuenta con el apoyo del Estado, la que cuenta con el apoyo institucional, que sirve a intereses institucionales. A veces decimos que, si no molesta no es feminista

E: tú estarías en una marcha diferente que las oficialistas.

C: Sí, totalmente, claro. Estoy en la marcha que para mí es la marcha feminista, porque si no, no estaría en esa.

E: Por lo que yo entiendo, ahora mismo hasta el Parlamento parece que camina España hacia el abolicionismo. No me termina de encajar esto, ¿no?

C: si, pero,…

E: Son básicamente las que fueron a la famosa marcha justo antes de la pandemia, Carmen Calvo, etcétera. Son abolicionistas, claramente. El PSOE es más bien abolicionista.

C: Bueno, ahí más espacio. El PSOE se manifiesta abolicionista. Y desde FEMAB, evidentemente, estamos en diálogo con todos los partidos políticos porque queremos caminar hacia la abolición. ¿Qué pasa? Te tienes que manifestar abolicionista si buscas el fin de la explotación sexual comercial, que es la prostitución, es uno de los grandes males, es una barbarie. Entonces, tú te manifiestas abolicionista, porque el PSOE se manifiesta abolicionista desde siempre, digamos, de alguna forma.

Pero luego tenemos en el último Pacto de Estado contra la violencia de género, que la prostitución no está incluida como violencia contra las mujeres. Entonces, ¿qué pasa? Se escudan en que, bueno, como es un pacto de todos los partidos políticos, si incluían eso, no salía, pero tampoco hay una intención de incluir por lo menos un perfil que vaya caminando hacia el fin de la prostitución. Y cada 8 de marzo nos dicen, sí, queremos una ley abolicionista, vamos a sacar una ley abolicionista. Y el PP también dice que es abolicionista. Señoras y señores, sentaros y dejad de lado vuestros intereses políticos partidarios en pos de los intereses de las niñas, de las mujeres y, en definitiva, de los hombres, porque al final, cuando tú erradicas esa violencia de tu vida, aunque le cueste a los hombres ver que hay privilegios de los cuales disponen, que al final los deshumanizan y los convierten en agresores sexuales. Si vamos al fondo de la cuestión, es un beneficio también para los hombres.

E: Bueno, además, oye, la mayoría no nos beneficiamos ni siquiera en el peor sentido de la palabra beneficio. No es la mayoría de hombres la que acude a la prostitución .

C: Mira, no es una mayoría, pero es un número muy alto y preocupante. Y además la prostitución, perdón, Eugenio, pero aquí me gustaría meter algo, porque a veces entendemos que la prostitución es ir a un burdel, que la prostitución es, no sé, ir a un piso, porque ahora gran parte de la prostitución no está en los burdeles, sino en los pisos, pero consumir pornografía, y aunque nos califiquen muchas veces de moralistas, neomonjas, no sé, bueno, de todo, consumir pornografía también es consumir prostitución, porque la pornografía es prostitución filmada.

E: No sabía que había esta duda, te confieso que no sabía que había gente que...

C: Entonces a veces decimos, no, porque no todos los hombres consumimos prostitución. ¿Estás seguro de que no consumes prostitución? ¿Con qué te excitas sexualmente cuando los vídeos más buscados en las páginas porno son violaciones grupales, o son incestos? ¿Qué está alimentando el imaginario sexual de los hombres?

E: Aquí hemos entrevistado a hombres y mujeres, sobre todo de Islas Baleares, que tampoco afirman que la mayor parte de los hombres consuman pornografía. Hay campañas muy serias,

C: Hombres y cada vez más mujeres. Una cosa es ver pornografía, otra cosa es consumir habitualmente pornografía. Cada vez se consume más pornografía y desde más jóvenes.

E: Pero hay campañas en contra, es decir, yo te puedo aceptar el dato de que hay mucho consumo de pornografía, hay quien dice que se busca más pornografía que otros temas, que es la victoria del presidente de Estados Unidos, ¿no? De eso hay datos serios. Pero hay instituciones relativamente potentes haciendo campañas en contra de eso, es decir, que yo no me atrevo a afirmar que la mayor parte de la población sea favorable.

Lo que pasa, como con muchos otros temas, es que la mayor parte de la población sí que ve mal combatir eso, que es la actitud que tú tienes y yo también, claro. Eso se debería de combatir porque es injusto, como tantas cosas injustas que hay. Pero no creo que la mayoría consuma...

C: Yo difiero. Ya ni siquiera te digo mayores de 40, sino te diría hasta gente rondando los 40, o sea que estoy hablando de gente joven, no nos estamos enterando de lo que está pasando.

Quiero decir, hay diferentes tipos de pornografía cuando hablamos de pornografía. Hay una pornografía que es hasta los 18 años, que es un tipo de pornografía que consume la gente más joven. Hay una pornografía que va más o menos de los 18 a los 28, que es otro tipo de pornografía, porque evidentemente el mercado se va adaptando al diferente tipo de demanda que ha ido generando.

Esto es muy importante de entender. Tú no puedes pasar de la pornografía que se veía hace 30 años, que era el típico caso del hombre que iba y que era el plomero y tal y cual, a los grados de violencia de la pornografía que se ve en la actualidad, que es de violencia extrema, donde ya la pornografía, para que te des una idea, incluye la pornografía infantil… no me gusta llamarlo pornografía infantil, la explotación sexual infantil en la pornografía, donde se incluye eso y donde se incluyen otros actos de violencia extrema. Ya ni siquiera es sexo, es violencia.

Te voy a dar un dato para que te des cuenta. En la pornografía antes lo que se fingía era que la mujer disfrutaba en esa relación. En la pornografía actual la mujer sufre.

Esto es importante, no es un dato banal. Es decir, ha cambiado ese imaginario sexual en el cual el producto que excita es ver sufrir a la mujer. Hay distintos tipos, de 18 a 28, de 28 a 38 y ya lo demás es historia.

Pero no nos estamos enterando que los chicos cada vez acceden a este contenido a edades más tempranas y que lo normalizan. Esto no significa que les deje de afectar, pero sí que normalizan esa violencia. Además se normalizan plataformas. ¿Qué pasa? Si vamos a entender como pornografía a una página como puede ser Pornhub, quizás no todas y todos consumen Pornhub, pero sí consumen OnlyFans, y otras plataformas detrás de las cuales están empresas como MindGeek, que tienen muchas...

O TikTok, que es una plataforma que te introduce a la pornografía y que te va cambiando la mentalidad. O sea, a veces cuando decimos “no, no se consume tanta”, no, no es verdad. Y hay muchas campañas que son muy engañosas, que enseñan a los padres y a las madres a cómo bloquear, por ejemplo, cómo bloquear el contenido.

E: Lo que llaman las peores formas, ¿no? Como en casi todos los temas sociales.

C: Exacto.

E: Las peores formas de esclavitud, las peores formas...

C: Y hay muchas campañas que son de Google, y que las estamos reproduciendo nosotros mismos. Cuidado, porque la campaña no es cómo impedir que tu chico de 10 años acceda a tal cosa, es que tu chico de 10 años no necesita un móvil, no necesita una tableta.

E: Claro.

C:Pero vamos a...

E: Le perjudica.

C : Una campaña…

E: En eso está avanzando la sociedad también, en darse cuenta.

C: Sí, en ese sentido sí.

E: Lo que ocurre, como en casi todo, es que a los más pobres, estas informaciones llegan mucho después. La clase media, la clase más formada, ya está impidiendo estos dispositivos a sus hijos, y los ves proliferar en los barrios más pobres.

Pero mira, no quería dejar un tema que has mencionado, porque es el tema de la violencia que me parece gravísimo, y sin embargo es un tema viejo. De hecho, el sadismo, el marqués de Sade, es una filosofía vieja. Siempre ha habido una vinculación peculiar entre placer y violencia.

C: Claro. Mira, perdona, me quedó algo que dijiste recién.

E: Venga.

C: Que con los chicos y los adolescentes se está trabajando para que no tengan acceso a los móviles. Es verdad que eso hay que hacerlo, pero al mismo tiempo hay que ver que las pantallas reflejan la sociedad.

Quiero decir, el problema no es la pantalla en sí solamente, porque a veces parece que es una lucha contra las pantallas nada más, y las pantallas al final no reflejan Marte, lo que está pasando en Marte (aunque también) Pero bueno, por ir a lo que tú me decías. Sí, el sadismo siempre se ha relacionado, ha existido, no es algo nuevo. ¿Qué pasa? Que lo que antes era considerado como algo sádico y era entendido socialmente como una desviación en lo que tiene que ver con lo sexual. De hecho, yo no soy psicóloga, ni mucho menos, pero sí se estudian diferentes tipos de parafilias sexuales, ¿no? Y dentro de esas parafilias, ojo, porque dentro de las parafilias también está la pedofilia, porque la pornografía también camina hacia la normalización de la pedofilia y del incesto. Pero bueno, por no meterme en ese tema ahora. Todo esto que eran prácticas que se llaman BDSM, que es el sadomasoquismo, antes se veían como prácticas extremas, prácticas de personas perversas, pero eso está incluido ya hoy en el día a día. Nuestros jóvenes y nuestras jóvenes practican el sadomasoquismo en sus relaciones sexuales. Es decir, a ver si somos capaces de entender cómo está evolucionando este fenómeno, la pornografía es una forma de socialización también.

Porque la ven los jóvenes... Entonces, se ha ido más allá de lo que era la pornografía y lo que era la prostitución, la pornografía mal educa. Educa tanto para que exista, tanto en la prostitución, digamos, para que las mujeres sepan qué se espera de ellas, por decir de alguna forma, y educa al hombre en la violencia, o sea, educa al hombre sobre qué le puede pedir a una mujer prostituida. O sea, hasta aquí es válida toda esta humillación, toda esta violencia, toda esta misoginia, tú la puedes pedir, porque te la mostramos. Pero también educa a la sociedad que la está viendo. Entonces, ¿qué pasa? Cuando eso pasa a la sociedad, que es lo que está pasando, porque tú hablas con... No sé qué puedo decir en el programa de radio para que no suene muy fuerte, pero las peores formas de humillación y de vejación que nos podemos imaginar y no imaginar que se pueden cometer contra un ser humano, contra una mujer, no cualquier ser humano, sobre todo contra una mujer, cuando eso se pasa a la sociedad, ¿qué pasa? Putificas y pornificas la sociedad.

Eso ya ocurre. Cuando tú has putificado y pornificado la sociedad, estás normalizando una situación y creando más materia prima para esa industria y más crecimiento, mayor crecimiento de consumidores.

E: Sí, tremendo.

¿Entiendes? Entonces, esta idea de que hay una campaña… es que la campaña tiene que ser de fondo. O sea, están las campañas que se permiten hacer. Aquí hay cortes drásticos que hay que hacer en cuanto a educación y en cuanto a legislación, porque la pornografía es violencia, es poder, es dominio, va en contra de lo humano.

Va en contra del humano. Y así se está educando cada vez a sociedades, a los jóvenes desde edades más tempranas. Entonces no es algo banal la pornografía, ¿sabes?

E: Yo creo que ha quedado claro que las abolicionistas también están en contra de la pornografía y te pediría para terminar una especie de conclusión. O sea, ¿qué es lo que ustedes piden? ¿Qué debemos de hacer la sociedad que tengamos estas ideas? ¿Cómo seguir? ¿Cómo seguir la acción?

C: Nosotras primero, especialmente desde el trabajo que yo estoy haciendo, que llevo más de 10 años haciendo en este tema, pedimos, por supuesto, leyes abolicionistas, como en los países donde hay leyes abolicionistas y una coeducación sexoafectiva integral, con esta perspectiva de la que estaba hablando, que respete la dignidad de todo ser humano y que vea a las mujeres como compañeras en la vida y no como objetos, sino como sujetos. Entonces, primero eso. Que haya una coeducación sexoafectiva integral, campañas que desincentiven la demanda y leyes abolicionistas muy firmes en las que la prostitución se considere como cualquier otra forma de agresión sexual contra una mujer. Por supuesto, también estamos luchando en la misma línea contra los vientres de alquiler, por los mismos motivos, porque las mujeres tenemos una dignidad, no se nos puede tratar como vasijas, no se nos puede tratar como objetos.

Y a la sociedad, a veces los hombres dicen que somos feministas, que apoyamos el feminismo clásico y somos feministas. Bueno, los hombres tienen que hacer su trabajo. Nosotras no podemos hacer el trabajo nuestro y el de los hombres. Entonces los hombres tienen también que asociarse, también ver que es por su propia evolución, por su propia humanidad, que tienen que plantarse ante otros hombres, tienen que luchar contra este modelo de masculinidad tan dañino, tan destructivo de la persona, y tienen que hacer su trabajo dentro de los ambientes donde os encontráis. En el feminismo muchas veces hablamos de la fratría. ¿Qué es la fratría? Lo llamamos así. Es esos hombres que ven que se está abusando de una mujer y miran para otro lado, o que encubren, que no se plantan en sus ambientes y que no se asocian también, porque la situación es tan dramática que también hace falta la asociación de los hombres.

Y lo último, la esperanza. Yo siempre digo que hay que tener esperanza de que la humanidad avanza, de que evoluciona a pesar de que nos parezca que no, a pesar de que haya muchas cosas que no entendemos, pero si miramos 500 años atrás, vamos evolucionando.

Entonces, en ese sentido, esperanza de que si luchamos va a llegar el momento que la humanidad va también a avanzar e ir al fondo, educar en amor, en empatía, en respeto, en querer tu cuerpo… Yo creo que hay que ir también al fondo porque si no es muy difícil enfrentarse a este monstruo.

E: Corina Fuks, nos alegra mucho contar con esta información, sobre todo por una perspectiva, diríamos, integral, una perspectiva que se plantea las causas del problema y que tenemos que seguir adelante.

C: Pues sí.

E: Corina Fuks, de la Federación Estatal de Mujeres Abolicionistas. Un fuerte abrazo.

C: Un abrazo y muchas gracias, Eugenio.

miércoles, 19 de marzo de 2025

Mujeres mayores en Japón: en la cárcel, mejor que pobres y solas


Su primer hurto fue en un supermercado. Hanayo Tomita recuerda con todo detalle cómo metió el libro de crucigramas en el bolso, cómo se le aceleró el corazón mientras se dirigía hacia la salida. La voz del guardia de seguridad que le decía: «Disculpe, señora, se ha llevado algo». Ella entonces tenía 72 años. En su billetera llevaba los 500 yenes que costaba el libro, el equivalente a tres euros. «Podría haberlo pagado –dice Tomita–, pero no quise».

Hoy, Tomita está sentada de rodillas, muy erguida, en una habitación cubierta de tatamis en la prisión de mujeres de Iwakuni, una pequeña ciudad al sur de Japón. Su chaqueta deportiva cae holgadamente sobre sus delicados hombros. Tomita tiene ya 85 años y esta es la tercera vez que la encarcelan por robar. Su último hurto: un poco de sushi.

Mientras Tomita habla, un guardia se apoya contra la pared y escucha. A través de las ventanas, el sol proyecta líneas brillantes sobre el suelo. Los cristales están protegidos con barras. Tomita, cuyo verdadero nombre es otro, vive desde hace nueve meses en esta prisión, donde la vida cotidiana está regulada hasta el más mínimo detalle.

Aunque Tomita mantiene la mirada baja, parece disfrutar contando su historia. De hecho, dice que está feliz de sentirse en plena forma. «Algunas personas aquí tienen verdaderos problemas –cuenta tocándose la cabeza–. Los crucigramas son buenos contra la demencia».

En la sociedad japonesa, muy respetuosa con la ley, la proporción de delincuentes de edad avanzada está aumentando. Hoy, un tercio de las reclusas está en edad de jubilación, mientras que hace veinte años era el 10 por ciento. 

La habitación en la que nos recibe Tomita alguna vez estuvo destinada a reclusas con bebés. «Nunca he visto un niño aquí –comenta el guardia–, pero cada vez hay más jubiladas». En Iwakuni, la reclusa de más edad tiene 95 años. La mayoría de los delincuentes son abuelas que han robado algo en el súper: una coca-cola, un paquete de pasta o un bol de fresas.

¿Cómo se produjo esta «ola terrorífica de delitos», como la llaman los periódicos japoneses? ¿Es pobreza, aburrimiento o soledad?

En Japón, por un hurto en una tienda puedes acabar en prisión: el robo se castiga con hasta diez años de cárcel o una multa de hasta 3000 euros. A las ancianas primero se les advierte. Si reinciden, se las multa. Solo si son detenidas más de media docena de veces, se enfrentan a penas de prisión, normalmente de uno a dos años.

Tomita fue condenada a un año y cuatro meses. Su pensión es baja, como la de la mayoría de las japonesas mayores. Tomita recibe unos 580 euros al mes. Pero ella asegura que no robó por pobreza. La alegría había desaparecido de su vida y la existencia se limitaba a una sucesión de días iguales a otros. Vivía sola, como muchas mujeres de su generación.
Ella siempre trabajó duro, dice Tomita. Cuando su hijo tenía 5 años y su hija, 3, su marido salió de casa y nunca regresó. Lo único que dejó atrás fueron deudas. Desde ese día, Tomita se levantaba a las tres de la mañana para repartir periódicos y luego iba a trabajar en una cadena de montaje. Su madre se hizo cargo de los niños. No era una vida para vivir los propios sueños, pero sí para construir los de la próxima generación.
Su hijo estudió y enseñó Sociología en una universidad. Más tarde fundó un servicio de enfermería, pero se endeudó. Sin sus hijos en casa, algunos días Tomita apenas decía una palabra. Dejó de hablar con sus amigos porque se avergonzaba de sus deudas y el contacto fue desapareciendo; ni siquiera sabe si tiene nietos.

La sociedad ha exigido mucho a las japonesas de su generación. Pero nadie parece haber previsto su vejez. En muchos casos, el marido ya ha muerto o, como en el caso de Tomita, ha desaparecido. Ellas no quieren ser una carga para sus hijos y prefieren retirarse de escena antes que exigir algo.
Y cada vez son más. En Japón, las mujeres viven una media de 87 años y los hombres, de 81. El Gobierno, que ha reconocido desde hace tiempo que no puede detener el envejecimiento de la sociedad, tampoco tiene respuesta a la mayor pregunta social del momento: ¿cómo diseñar y financiar mejor la tercera edad de la vida para que la existencia termine con dignidad y no en prisión, por ejemplo? 

Estas mujeres necesitan lugares donde reunirse o residencias de ancianos. Pero hay muy pocas, mientras el número de personas mayores que viven solas aumenta sin parar. Para el año 2030 podría ser una de cada dos personas.

Robar para algunas de estas mujeres es su forma de salir del aislamiento. Un momento de felicidad en una vida en la que se han perdido los momentos brillantes. Así lo siente una mujer de 77 años que robó un paquete de sashimi y que acaba de salir de prisión. «Robar me hizo sentir como si hubiera logrado algo. Aunque después siempre venía la vergüenza». O la mujer de 86 años condenada por robar seis tomates cherry y un manojo de espinacas: «Finalmente encontré algo que contrarrestaba el vacío dentro de mí. Por un momento fui feliz», dice. Muchas son reincidentes, como la propia Tomita. «Al principio, la idea de ir a prisión me asustó –dice–. Pero luego vi que no era tan malo». Tomita no añora el mundo exterior. Se siente cómoda aquí. Comparte celda con tres mujeres más jóvenes. «En casa tenía un techo sobre mi cabeza, sí. ¿Pero sabes qué no tenía? Conversación».

Tomita se despierta a las seis y media de la mañana. El desayuno es a las siete y diez. Luego fabrica flechas decorativas que se venden en los santuarios como amuletos. Tomita permanece en el banco de trabajo durante cuatro horas por la mañana y cuatro por la tarde. En las cárceles japonesas, el trabajo suele ser obligatorio. Los críticos hablan de trabajo forzado porque sus productos se venden, pero a Tomita le divierte: «No sabía que me gustara hacer manualidades».

Para muchas, la prisión es un buen lugar para vivir, explica una guardia de prisión. «Tadaima», le dijo una anciana reincidente al volver a prisión. «Tadaima significa: 'Estoy en casa'». Las ancianas reciben comida tres veces al día, se bañan regularmente y se las somete a exámenes médicos. Todo gratis.

Al igual que la sociedad en su conjunto, las cárceles japonesas también deben adaptarse a las personas mayores. En prisión hay andadores, se instalan pasamanos. El médico abre su consulta cuatro veces por semana. Algunas pacientes tienen demencia; otras, depresión. El doctor ha solicitado 14 andadores en los últimos años: «Cuando empecé aquí, hace 20 años, no teníamos ni uno», afirma. Junto a su consulta se apilan paquetes de compresas para la incontinencia. Más de una docena de mujeres reciben comidas especiales porque no pueden masticar: les dan gachas de arroz; el pan blanco se les corta en trozos pequeños y si hay pescado, se le quitan las espinas. «Esto cada vez parece más un geriátrico», se queja la enfermera.

Este año se prohíbe el trabajo forzado

Las cárceles japonesas nunca se han caracterizado por su indulgencia, todo lo contrario. La ley penitenciaria se remonta a 1907 y sigue el principio de disciplina y trabajo, pero en respuesta al envejecimiento de la población carcelaria Japón ha reformado su sistema penal. Hoy en día, la atención se centra en la reintegración. A partir de junio se abolirá el trabajo obligatorio y, desde ese momento, las reclusas solo realizarán trabajos para los que sean física y mentalmente capaces.

La prisión de mujeres de Tochigi, en el centro de Japón, ya ha modernizado sus métodos. Las reclusas vulnerables reciben atención y apoyo. El edificio de la lavandería está pintado de rosa y a las internas se les encarga el cuidado de los rosales o coser delantales y peluches. Pero algunas ya no ven bien, o tienen artrosis, o son incapaces de seguir instrucciones, así que hacen flores de papel. Otras cuelgan tarjetas con deseos en una pared. Una mujer escribió: «Quiero volver a casa, extraño a mis gatos». Otra: «Quiero una sandía».

Un guardia recorre una de las salas repartiendo notas. «Escribe la fecha aquí», le dice a una anciana sentada en una silla de ruedas.
«¿Qué debo escribir?», responde ella.
«La fecha, por favor», dice el guardia, y luego más fuerte: «Día y mes».
«¿Enero?».
«No, enero no. Es octubre».
«¿Ya es octubre?».

Todas las mujeres de esta sala robaron en tiendas; y todas padecen distintos estadios de demencia. Por eso, en lugar de trabajar, doblan estrellas de origami, organizan juegos de adivinanzas sencillos o cantan. El guardia se inclina hacia delante y le dice suavemente a la mujer en silla de ruedas: «No te duermas».

En Tochigi, lo que más se necesita son trabajadores sociales, enfermeras y terapeutas que cuiden de las reclusas. Pero para la envejecida sociedad japonesa esto también es un problema: hay falta de talento joven. Las parejas tienen cada vez menos hijos.

La idea de tener que volver a arreglárselas solas fuera de la prisión asusta a muchas de estas reclusas. Al final de su condena empiezan a estar nerviosas, comenta una trabajadora social. Ella les explica dónde y cómo obtener ayuda una vez que estén fuera. «Necesitan volver a sentirse valiosas y apreciadas –afirma la trabajadora–. Necesitan un lugar donde se sientan como en casa, pero ese lugar no puede ser la prisión». Además, muchas de ellas llevan años sin tener contacto con sus familiares.

Los hijos de Hanayo Tomita, por ejemplo, tampoco vienen visitarla. Ella dice que le pidió a su abogado que no les dijera dónde estaba. Ambos son funcionarios públicos, dice, «no quiero avergonzarlos». ¿Realmente los chicos no saben dónde está su madre? El guardia duda de que sea así. Tomita cuenta su versión. «Las ancianas no revelan todos sus secretos», comenta el trabajador social. Tomita dice que algún día llamará a sus hijos. «Y les contaré dónde he estado estos años». Le quedan siete meses de prisión y, cuando salga, tendrá 86 años. «Esta fue mi última vez. Jamás volveré a robar», dice levantando su dedo meñique en señal de juramento. «Prometido».

jueves, 13 de marzo de 2025

“La pandemia covid19 a los cinco años. ¿Por qué tienen que pedir perdón salubristas y políticos?”[1]


El buen médico sabe que se va a equivocar pero intenta evitarlo y hacer el mínimo daño. El buen salubrista y el buen político sanitario, idem. 


Es imposible el trabajo clínico sin cometer ningún error nunca, sin provocar nunca ningún daño (la iatrogenia es inevitable, los efectos adversos se pueden reducir pero no eliminar). Por ello el buen médico sabe reaccionar ante el daño por efectos adversos y errores y verbalizar “lo siento”. 


Ante el daño y el error, el buen médico sabe: 1/ identificarlo, 2/ explicar los porqué y  cómos al afectado/familia, 3/ pedir perdón, 4/ repararlo en lo que se pueda y 5/ tomar medidas para que no se repita.

De la misma forma en salud pública hay que trabajar sabiendo que es imposible acertar siempre y que, aún acertando, siempre habrá “daños colaterales” (iatrogenia), por lo que decir “lo siento” es clave. 


Como en clínica, respecto al daño y el error en salud pública, hay que 1/ identificarlo, 2/ explicar los porqué y el cómo al afectado/familia, 3/ pedir perdón, 4/ repararlo en lo que se pueda y 5/ tomar medidas para que no se repita.

En Nueva Zelanda, por ejemplo, existe un sistema de compensación por daños sanitarios que evita la vía judicial y, en muchos casos, todo lo que piden los afectados y familiares es que se les explique, que les pidan perdón y que se tomen medidas para evitar la repetición[2]. Además de no lograr tal sana “compensación” y compresión espiritual, en las reclamaciones judiciales más de la mitad del resarcimiento dinerario suele destinarse a costos varios, incluyendo el bolsillo de los abogados.

 

Razones para esperar que pidan perdón salubristas y políticos que participaron en la respuesta a la pandemia covid19


Es clave sentir la comprensión y el apoyo ante los errores y daños sanitarios, sean producidos por la actividad clínica en individuos, o por la la política sanitaria que afecta a poblaciones. Es fundamental la “cultura del pedir perdón”.

En la respuesta a la pandemia covid19 hubo errores y daños que hay que identificar, explicar, decir lo siento, y proceder en consecuencia al compensar en lo posible y al evitar la repetición en el futuro. Entre ellos, hay que pedir perdón por errores y daños producidos por:


1.   Debilitar la democracia al decretar ilegalmente[3] un “Estado de Alarma” y negar voz y escucha a la población, los profesionales, las asociaciones vecinales y comunitarias y otras organizaciones de base


2.   Transformar la salud en un bien que justifica cualquier mal, lo que llamamos “biopolítica”[4], no solo imponer leyes o castigar transgresiones individuales, sino administrar la vida misma, personal y poblacional, el “hacer vivir y dejar morir” con consecuencias a corto y largo plazo, incluyendo la deriva ética de que “el fin justifica los medios”


3.   Falta de transparencia en la toma de decisiones. ¿Dónde están las actas de las reuniones clave, que sólo existen/son accesibles en Castilla-León[5] (y en campo internacional en Japón[6])?


4.   Abandono sin explicación de los “planes de contingencia” previos sobre pandemia por virus respiratorios


5.   Incremento de la desigualdad social; pese a que prometieron que “saldremos mejores” hemos “salido peores”, los ricos todavía más ricos, los pobres más pobres


6.   “Seguidismo” de la respuesta china e italiana, con aparente desprecio de alternativas tipo Suecia[7] y Kerala (India)[8], por ejemplo, con desprotección legal que llegó a la inconstitucionalidad de alguna medida


7.   Decisiones drásticas sin justificación ni ética ni científica


8.   Utilización del miedo para lograr obediencia


9.   Generación de un clima de represión social, bien expresado por la violencia de la “policía de los balcones”, los programas en los medios de comunicación de insultos a los “covididiotas”, “negacionistas”, “anti-vacunas”, etc


10.                 Menosprecio y descrédito de la duda científica (con el “cree en la ciencia” como irónica bandera pues es justamente una proclama anti-científica)


11.                 Ignorancia de los éxitos de la sociedad civil y de sus organizaciones, con desprecio a los ejemplos de respuestas excelentes como en el barrio de Almanjayar en Granada, o de Vallecas en Madrid


12.                 Énfasis en “expertos” del área médica no salubrista, sin valoración de otros conocimientos como los propios de los grupos y poblaciones afectadas, y la filosofía, antropología, ética, sociología, etc


13.                 Creación artifical de un “consenso científico” al reprimir la difusión de conocimiento sensato y de calidad que cuestionaba la narrativa bélica adoptada como “única”


14.                 Desconfianza de la población como agente de cambio y mejora, en conjunto y como individualidades


15.                 “Sopa de datos” sin sentido epidemiológico, por ejemplo carecemos de datos de afectación y muertes según ocupación, o de análisis docentes del porqué del exceso desproporcionado de la caída de la expectativa de vida al nacer en Comunidades Autónomas como Madrid, Castilla la Mancha y Castilla León[9], o siquiera el “estudio de caso” de algunos asilos concretos


16.                 Ausencia de enfoque de equidad, de respeto a las poblaciones marginadas, por un constante sesgo de clase; con claro impacto, por ejemplo, en la dureza del confinamiento en las ya “confinadas” condiciones carcelarias, o cuando las viviendas obligan a estrecha convivencia, los ancianos viven en soledad y en la infancia y adolescencia a las que se puso en riesgo de desnutrición y malnutrición por el cierre de escuelas y comedores primero y por la "imaginativa" contratación de empresas de comida rápida después


17.                 Autoritarismo público innecesario con uso de la fuerza policial (¡y en algunos casos de fuerza militar¡), multas y excesos en restricciones de movimientos, y en el ámbito sanitario la verticalidad e inercia de los mandos intermedios, sin autonomía para flexibilizar las medidas ni capacidad para promover la sana discrepancia clínica


18.                 Imposición de vacunas como talismanes, incluyendo mentiras como “la protección de rebaño”, el “por ti y por los demás”, “vacunas con garantías”, “eficaces y seguras” y abusos como el pasaporte covid


19.                 Daños a las mujeres, en múltiples formas: incremento de la violencia de género por el confinamiento, efectos adversos de las vacunas (alteraciones de la menstruacción, enfermedades auto-inmunes, alteraciones de la coagulación, etc), aumento de la violencia obstétrica hasta intervenciones inauditas (por ejemplo, cesáreas de “protocolo” por positivo a covid, idem separación hijo-madre, etc), vacunación covid19 durante el embarazo y la lactancia, vacunación a poblaciones “de riesgo” como residentes en asilos (mayoritariamente mujeres) sin datos que lo avalasen, abandono de trabajadoras temporeras, de prostitutas, etc


20.                 Daños a la infancia y adolescencia, algunos ya señalados respecto a la alimentación pero también por la reclusión sin ciencia ni ética, por el cierre de lugares de disfrute (juego, deportes, etc), por el cierre de escuelas y colegios, por la culpabilización respecto a la difusión del virus (¡y muertes de abuelos!), etc


21.                 Daños a la salud mental de pacientes, profesionales y de población general (hasta llegar al incremento de suicidios) por el clima de miedo, las restricciones a la movilidad, las limitaciones a la libertad de expresión, etc, especialmente importante en personas frágiles y vulnerables


22.                 Daños en torno a la muerte, con imposición de la muerte en soledad no querida, restricciones en funerales y demás, etc, negando la fuerte carga emocional, espiritual y simbólica de los rituales al respecto (nada ni nadie debería haber “matado” el amor y la ternura ante la muerte con la excusa de la pandemia covid19[10])


23.                 Daños a la ancianidad, con muertes evitables mediante la simple deprescripción de medicamentos innecesarios que incrementan la probabilidad de neumonía, el “aclaramiento” de los asilos, la dotación de material y personal en los mismos, ignorando el ejemplo del buen trabajo en las residencias de ancianos en Murcia[10b] aparte del gran deterioro psíquico, cognitivo, físico y emocional que sufrieron por el confinamiento en todo lugar


24.                 Daños a personas discapacitadas (por ejemplo a quienes “leen los labios” al imponer las mascarillas), especialmente a las recluidas en residencias


25.                 Imposición de “soluciones” que hicieron más daño que evitaron, como el Ingreso Mínimo Vital, o que limitan la libertad antes y ahora[10c]

26.                 Daños a pacientes y a profesionales por el hospitalocentrismo, el abandono de la atención primaria, el cierre de centros de salud, la hipertrofia de la atención telefónica, etc


27.                 Daños a residentes de sanidad en formación de todas las ramas y especialidades, y daño a profesionales de sanidad de todas las especialidades, por la carga de trabajo, la improvisación y el constante abuso de protocolos cambiantes y sin fundamento, y en general por la introducción de limitaciones como la obligación general de vacunación


28.                 Descrédito y desprestigio de las autoridades (y de las medidas de salud pública, incluyendo vacunas), por su actuación, incluyendo la falta de rendición de cuentas y la reparación por errores y daños


29.                 La corrupción que acompañó casi sistemáticamente a las medidas ante la pandemia, evidente por ahora sólo respecto a las mascarillas (“la calderilla”), pero se puede suponer que acompañó a todo proceso de compras (vacunas y otros medicamentos, pruebas diagnósticas, productos sanitarios varios, guantes, hidrogel, material hospitalario, equipos de protección, etc)


30.                 Cierto grado de “malismo”, como el exhibido en la Comunidad de Madrid respecto a las instrucciones de “no traslado” de ancianos con covid19 en los asilos, el “se iban a morir de todos modos” (es malismo la ostentación pública de acciones o deseos tradicionalmente reprobables con la finalidad de conseguir un beneficio social, electoral o comercial)[11]

 

Síntesis

Respecto a las medidas tomadas ante la pandemia covid19, sobran las razones por las que sería esperable que el poder político y salubrista pidiera perdón a la población, a grupos específicos y a personas concretas. 

Un perdón reparador en el sentido que se logra con el ejemplo comentado de Nueva Zelanda y una justicia restaurativa como se logró en Sudáfrica con la Comisión de la Verdad y la Reconciliación[12].



[1]    Este texto, firmado como "Colectivo SIAP", en su versión final el 12 de marzo de 2025, representa lo mejor del conocimiento colectivo producido por cientos de profesionales y legos participantes en tres Seminarios de Innovación en Atención Primaria (SIAP), el virtual todavía vigente desde marzo de 2020 #siapcovid19 https://equipocesca.org/covid19-del-estado-de-alarma-al-estado-de-solidaridad-siap-extraordinario/ https://covid19siap.wordpress.com/ , el virtual-presencial en Zaragoza en noviembre de 2021, y el virtual-presencial en Torremocha del Jarama (Madrid) en marzo de 2025 https://seminariossiap.es/siapcovid2025/ https://ahoramqnunca.blogspot.com/2025/03/siap-torremocha-25-en-50-palabras.html


[2]    No-fault, no difference: no-fault compensation for medical injury and healthcare ethics and practice https://bjgp.org/content/67/654/38 

[3]    El Constitucional declara ilegal el confinamiento decretado en el primer estado de alarma https://cincodias.elpais.com/cincodias/2021/07/14/economia/1626266905_187876.html 

[4]    Nacimiento de la biopolítica https://archive.org/details/foucault-m.-el-nacimiento-de-la-biopolitica-ocr-2007/mode/2up 

[5]    Actas del Comité de Expertos https://analisis.datosabiertos.jcyl.es/pages/coronavirus/?seccion=documentacion-informes 

[6]    Expert Meeting on the Novel Coronavirus Disease Control Analysis of the Response to the Novel Coronavirus (COVID-19) and Recommendations (Excerpt) March 19, 2020 https://japan.kantei.go.jp/ongoingtopics/COVID19Response/COVID19March19Assessment.pdf 

[7]    The covid lessons from Sweden: Don't lock down https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/ecaf.12611 

[8]    The Kerala model in the time of COVID19: Rethinking state, society and democracy https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC7510531/ 

[9]    La esperanza de vida durante la covid cayó casi tres años en Madrid, más del doble que la media nacional https://ctxt.es/es/20241101/Firmas/47858/Observatorio-Social-la-Caixa-covid-esperanza-de-vida-mortalidad-madrid.htm   

[10]   Love in the time of coronavirus https://www.bmj.com/content/369/bmj.m1801 

[10b] La respuesta a la pandemia en las residencias en Murcia.https://gerentedemediado.blogspot.com/2020/04/la-respuesta-desde-la-atencion-primaria_18.html

     https://theconversation.com/covid-19-como-deberia-cambiar-la-atencion-sanitaria-en-las-residencias-de-mayores-para-evitar-otra-crisis-177928

[10c] Los daños del Ingreso Mínimo Vital “Presentación de la reclamación colectiva europea sobre el Ingreso Mínimo Vital”https://atdcuartomundo.es/2024/06/12/19-junio-presentacion-de-la-reclamacion-colectiva-europea-sobre-el-ingreso-minimo-vital/ “LA TRAMPA DE LA DEPENDENCIA DEL SISTEMA DE INGRESOS MÍNIMOS. EL IMV Y LAS RENTAS MINIMAS DE INSERCIÓN (RMI) AUTONOMICAS” https://laboralpensiones.com/la-trampa-de-la-dependencia-del-sistema-de-ingresos-minimos-el-imv-y-las-rentas-minimas-de-insercion-rmi-autonomicas/

[11]   Malismo, la ostentación del mal como propaganda https://www.youtube.com/watch?v=H62Nv3SgsTQ 

[12]   Comisión de la Verdad y la Reconciliación https://academia-lab.com/enciclopedia/comision-de-la-verdad-y-la-reconciliacion-sudafrica/