martes, 4 de octubre de 2016

PEDRO SÁNCHEZ: LA OBSESIÓN ANTI-CARNE

Pedro Sánchez está de moda. También Mariano Rajoy. Y nosotros, aunque menos. Pero lo mismo todos tenemos el mismo problema. Estamos obsesionados por no meter la carne en esas hermosísimas frases que nos decimos unos a otros. Son experiencias que vienen de la vida y cuando las oímos nos emocionan pero a veces nos cerramos a ponerles carne. No queremos poner nuestro cuerpo.

Un gran teólogo, hijo de familia numerosa, cuenta que todos los hermanos estuvieron de acuerdo en el epitafio de la tumba de papá; decidieron poner la mejor frase de su padre: ”El que no vive para servir, no sirve para vivir”. ¿Emocionante verdad? Seguro que también “le gusta” a los líderes poliíticos. Y a nosotros. Pero Pedro Sánchez y nosotros hemos preferido no encarnar la frase. Es hermosa. Es una experiencia inmensa pero…

También se dice ahora que “Ningún mar en calma hizo experto marinero”. ¿Emocionante verdad? Seguro que también “le gusta” a los líderes poliíticos. Y a nosotros. ¡Qué belleza! ¡Qué fecundidad! ¿Y si la pusiéramos en práctica? Todo sería distinto, pero…

Dice J. F. Six (wikipedia dice que le consultan el episcopado francés, la Unesco, la Red Europea de mediación y muy diferentes revistas) que “sin pobreza de corazón no hay pluralismo”. ¡Qué verdad! ¿Quién le pondrá cuerpo?

Algunos amigos que han perdido hijos antes de nacer o en las primeras semanas dicen: “En la experiencia del dolor surge algo diferente. El hueco de nuestro vientre puede ser la caja de resonancia de una guitarra, o un refugio en el que acoger a otros”. La carne parió la frase.

La gente corriente sabe bien que las frases sin carne no valen nada. Mi madre, que no podía correr, ni subirse a la silla, ni llevar los niños al cole decía a veces con humor: “¡Vaya problemón!”. Mi padre, menos valiente ante los problemas, resolvió su pánico con 3 cosas: trabajar, trabajar ¡¡¡y!!! trabajar. 3 recetas.

El genial Sartre dijo “El infierno son los otros”;  y el humilde Ratzinger decidió poner su carne en la senda del Crucificado y descubrió que “los otros son el cielo”. La verdad se hizo carne y la carne se hizo verdad. 

En la élite de la batalla política actual me temo que nadie querrá hacer la experiencia de poner toda la carne en el asador… pero el político pueblo sí; el pueblo lo viene haciendo y lo hará: ahora más que nunca.